En efecto, antes de los 10 años el cristalino (la parte transparente del ojo que se encuentra detrás de la pupila) sigue siendo demasiado frágil. Normalmente actúa como filtro, pero como no está suficientemente desarrollado en los niños, corre el riesgo de dejar pasar la luz azul. Dado que los niños están expuestos regularmente a la luz azul (principalmente de las pantallas), es necesario protegerlos al máximo.
Los efectos nocivos de la luz azul son múltiples: dolores de cabeza, insomnio, envejecimiento de la retina, etc. Con la omnipresencia de los smartphones, las tablets y las pantallas de ordenador, hay pocas soluciones para garantizar la salud de los niños. Por eso hemos diseñado las gafas anti luz azul para niños.